Ciberacoso
El ciberacoso se puede definir como una agresión psicológica, sostenida y repetida en el tiempo, perpetrada por uno o varios individuos contra otros, utilizando para ello las Nuevas Tecnologías.
Este medio de violencia se practica mediante insultos, mensajes intimidatorios, difusión de rumores crueles, fotos trucadas o amenazas (bajo el amparo de un seudónimo)
Entre las principales características del ciberacoso, se podrían citar:
- Para considerar una actuación como ciberacoso, se debe tener en cuenta si la agresión es repetida.
- La difusión de información a través de Internet es inmediata y el alcance de la posible agresión es difícilmente cuantificable. Una vez realizado, a veces no es posible detener su propagación, ni aun para el agresor que la inició.
- Como norma casi general, cualquier episodio de ciberacoso es la transposición de situaciones de acoso en la vida real e incluso de acoso escolar.
Se lleva a cabo a través de:
- El teléfono móvil. Envíos de sms, grabación de secuencias de vídeo, etc.
- Internet. La actual facilidad de acceso y el anonimato que se cree que proporciona, hacen de este medio el más utilizado.
- Por otro lado, actualmente las redes sociales como Youtube posibilitan la difusión global de actuaciones que antes se “limitaban” a enviarse de móvil a móvil mediante mensajes o conexiones a través de bluetooth o infrarrojos.
El ciberacoso se puede manifestar de distintas formas:
- Amenazas e intimidación, que se puede realizar a través del teléfono móvil, el correo electrónico, los comentarios en la red, las redes sociales, etc.
- Acoso o acecho. Los mensajes repetidos, prolongados e indeseados, ya sean explícitamente ofensivos o no, representan una forma de acoso. El acoso online puede provocar daños psicológicos serios y miedo, la navegación online transformándose así en una fuente de malestar. Estas formas de acoso online incluyen: los mensajes de textos o la mensajería instantánea con contenido indeseado, la utilización de los foros públicos para realizar comentarios difamatorios o despectivos; la utilización del spyware; el envío de virus informáticos, etc.
- La denigración o la difamación. El ciberacoso incluye también la publicación de mensajes difamatorios sobre un individuo y, generalmente, se refieren a insultos. Los mensajes pueden ser sexistas, homofóbicos o racistas, o pueden utilizar otro tipo de diferencias –una discapacidad física o mental, el origen cultural o religioso, la posición socio-económica, etc.
- La exclusión y el rechazo. La exclusión online puede ser más difícil de detectar que en la vida real. Las redes sociales, como Facebook, Tuenti, etc. ofrecen una plataforma para que los jóvenes establezcan relaciones de amistad y de comunicación con otros miembros de la red, creandose en ocasiones grupos cerrados. En este marco, pueden aparecer situaciones de exclusión y/o rechazo de uno de sus miembros, situaciones que pueden tener importantes consecuencias emocionales.
- El robo de identidad, el acceso no autorizado y suplantación de identidad. El pirateo significa, habitualmente, que otra persona tiene acceso a la cuenta de otro usuario de la red, a través de la decodificación del nombre de usuario y la contraseña. De esta forma se puede copiar y utilizar la información personal del usuario, que posteriormente puede ser publicada y difundida sin su consentimiento. A su vez se pueden dar situaciones de suplantación de identidad.
- La difusión de información personal o privada e imágenes en sitios públicos.
- La manipulación. Se detecta con dificultad. Los ejemplos incluyen la presión ejercida sobre un usuario para revelar información personal o para concertar una cita. Otras formas pueden implicar el hacer a un usuario hablar o comportarse de forma provocativa. La manipulación también es utilizada por los adultos que tienen un interés sexual en los niños e intentan convencerles con el objetivo de conocerles en persona.
|