ENCUENTROS FAMILIAS-CENTRO
PRESENTACION ENCUENTRO CON FAMILIAS DE INFANTIL
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PRESENTACION ENCUENTRO CON FAMILIAS DE PRIMARIA
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PRESENTACION ENCUENTRO CON FAMILIAS DE SECUNDARIA
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FELIZ DÍA DEL LIBRO CONFINADO
Alumnos 2º internivel
Alumnos 3 años
Alumnos 4 años
Heba Harfacha 1º ESO
DEPORTE_CONFINADO #YOMEQUEDOENCASA
¡¡¡¡VOSOTROS SOIS NUESTROS CAMPEONES!!!!
EDUCACIÓN FÍSICA:RETOS MOTRICES
A estas alturas del partido, seguir ignorando la pregunta “¿cada cuánto se revisa un extintor?” no es una simple omisión: es una imprudencia con fecha de caducidad. Porque el extintor —ese cilindro rojo que tantos pasan por alto en la entrada del portal o bajo el mostrador del bar— hoy es más importante que nunca. Y no, no se trata solo de cumplir una normativa más; se trata de tener el arma adecuada en el momento justo. De salvar una vida. De evitar una ruina.
La realidad se impone como un cubo de agua fría: los incendios no avisan, pero sí dan segundas oportunidades… a quienes están preparados. Y ahí es donde entra el extintor. Esa herramienta silenciosa, olvidada durante meses, que puede marcar la línea entre el susto y la catástrofe. Por eso, en este 2025, revisar los extintores no es una opción; es una responsabilidad ineludible.
Hoy, cuando los espacios cerrados concentran más tecnología, más instalaciones eléctricas y más riesgos potenciales que nunca, los extintores han dejado de ser simples “accesorios obligatorios”. Se han convertido en elementos clave de la seguridad activa. Según informes recientes de Protección Civil, el número de conatos extinguidos con extintores ha aumentado un 27% en los últimos tres años. Eso, traducido a cifras humanas, significa menos evacuaciones, menos daños estructurales, y sobre todo, menos tragedias.
Y si estás pensando en adquirir uno o renovar el que ya tienes, lo ideal es optar por un extintor certificado, procedente de un distribuidor homologado. Porque no basta con tenerlo: hay que tenerlo en condiciones óptimas.
La normativa española, reforzada en 2025 mediante la última revisión del RIPCI (Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios), establece un sistema de revisión escalonado. Y más vale tenerlo claro, porque ignorarlo puede salir muy caro:
Este ciclo no es caprichoso. Está pensado para garantizar que el extintor funcione con eficacia cuando sea necesario. Y si hablamos de tipos específicos, como los extintores CO2, conviene incluso revisar con mayor frecuencia, ya que son más sensibles a fugas o pérdida de presión.
La respuesta es sí. Aunque la normativa establece un calendario mínimo, existen contextos que obligan a ir más allá. Nos referimos a cocinas industriales, entornos con presencia de grasas, talleres mecánicos, parkings subterráneos o espacios con temperaturas extremas. En estos casos, se recomienda una revisión semestral como práctica de seguridad preventiva.
Además, es importante consultar siempre fuentes fiables y actualizadas sobre el tema. En este blog de extintores puedes encontrar guías prácticas y noticias relevantes sobre normativa, materiales y consejos para mejorar la protección activa de tu entorno.
Las consecuencias de la dejadez pueden ser demoledoras. Lo que empieza siendo un trámite olvidado acaba en:
Además, existe responsabilidad penal si se demuestra negligencia en entornos públicos o laborales. Es decir: si sabías que había que revisar, y no lo hiciste, puedes acabar rindiendo cuentas ante un juez. Porque un fallo técnico no es igual que un fallo humano. Y este último es evitable.
No todas las empresas del sector cumplen con los estándares exigidos. Cuando se trata de la revisión de extintores, lo mínimo es lo siguiente:
Buscar un proveedor técnico no es como buscar una bombilla en Amazon. Necesitamos un aliado que entienda que de su trabajo depende que otros estén a salvo. Un socio técnico, no un simple proveedor.
Zaragoza, abril de 2024. Un restaurante del centro realiza su revisión trimestral. El técnico detecta que uno de los extintores tiene una fuga mínima de presión. Se sustituye al instante. Tres semanas después, una chispa de un enchufe genera un pequeño fuego en la cocina. El nuevo extintor, operativo y accesible, sofoca el conato en menos de diez segundos. Resultado: cero heridos, cero daños estructurales. Y un negocio que sigue abriendo cada mañana.
Ese es el valor real de un mantenimiento riguroso: proteger la continuidad de lo que tanto cuesta levantar.
En una sociedad en la que todo cambia a velocidad de vértigo, hay principios que no deben moverse un milímetro. La seguridad contra incendios es uno de ellos. Tener un extintor no basta. Hay que tenerlo bien. Y eso solo se consigue con revisiones periódicas, profesionales y documentadas.
Porque si algún día se activa una alarma o una chispa decide tomar protagonismo, no habrá tiempo para lamentaciones. Solo para actuar. Y solo quien esté preparado podrá hacerlo con garantías.
Revisar los extintores es cumplir la ley, sí. Pero, sobre todo, es proteger vidas.